Tanto el avalista como el hipotecante no deudor son figuras que pueden intervenir en la concesión de un préstamo hipotecario, aunque tienen roles y responsabilidades diferentes. En Finques Rambles te explicamos en qué se diferencia uno de otro.
El avalista es una persona que se compromete a responder económicamente en caso de que el deudor principal (el propietario del préstamo) no cumpla con sus obligaciones de pago. El avalista es una garantía adicional que se suma a la garantía hipotecaria del inmueble, ya que se compromete a responder con su patrimonio personal. El avalista no tiene derecho a utilizar el inmueble como garantía, ya que su función es únicamente la de garantizar la solvencia del deudor principal.
Por otro lado, el hipotecante no deudor es una persona que interviene en la hipoteca como garantía real, pero no está obligado a pagar las cuotas del préstamo hipotecario. En otras palabras, el hipotecante no deudor no es el deudor principal, pero sí se compromete a responder con su patrimonio personal en caso de que el propietario del préstamo no cumpla con sus obligaciones de pago. El hipotecante no deudor tampoco tiene derecho a utilizar el inmueble como garantía, pero su patrimonio sí está en riesgo en caso de impago.
Es decir, mientras que el avalista se compromete a pagar las cuotas del préstamo en caso de que el deudor principal no pueda hacerlo, el hipotecante no deudor se compromete a responder con su patrimonio en caso de impago, pero no tiene obligación de pagar las cuotas del préstamo. Además, el avalista no tiene derecho a utilizar el inmueble como garantía, mientras que el hipotecante no deudor sí ofrece el inmueble como garantía pero no está obligado a pagar las cuotas del préstamo.
Ambas figuras son utilizadas por los bancos para minimizar el riesgo de impago en los préstamos hipotecarios y conviene informarse bien antes de actuar como cualquiera de ellas en un préstamo hipotecario.